Entre las muchas leyendas que habitan las noches de Centroamérica, una figura destaca por su dualidad misteriosa: el Cadejo. Esta criatura mítica, con forma de perro espectral, forma parte del imaginario popular de países como El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Costa Rica, y es una de las leyendas más conocidas de la región.
Lo que hace al Cadejo tan fascinante es que no hay uno, sino dos: el Cadejo blanco, protector de los inocentes, y el Cadejo negro, una entidad maligna que acecha a los pecadores o a quienes andan por malos caminos.
Origen de la leyenda
La leyenda del Cadejo es una mezcla de creencias indígenas, influencias coloniales españolas y elementos del folclore cristiano. Su nombre proviene probablemente de la palabra española “cadell”, que significa “perrito” en catalán, aunque algunos estudiosos creen que el término también puede estar relacionado con raíces indígenas.
La leyenda se transmitió oralmente durante generaciones, especialmente en las zonas rurales, donde las noches oscuras y los caminos solitarios eran el entorno perfecto para que surgieran relatos de seres sobrenaturales.
